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jueves, 24 de marzo de 2016

Mi fin, al fin

Una bellísima mancha de sangre se desparrama graciosamente bajo mis pies. No puedo evitar quedarme maravillado mirándola. Ella también me está mirando, tiene unos ojos coagulosos que siguen todos los movimientos que hago. Poco a poco se van dibujando unas orejas de soplillo y una nariz fina y acentuada. Me asombra la claridad de la visión, realmente parece estar ahí mirándome. Una imagen perturbadoramente magnífica.

La sangre sigue su curso creando su propia obra de arte, ahora con unos labios carnosos de un color rojo impresionante que reclaman a gritos ser besados. Creo que es el rostro más precioso y delicioso que he visto nunca. No es perfecta, obviamente, porque nadie en este inmundo mundo lo es, pero sin duda es la imagen de mujer más bella que he visto en mi puta vida. Lo que es muy curioso, sabiendo que Ella es solo una mancha de sangre. Pero me la fela. Ese insignificante detalle no me va a fastidiar la paranoia más psicodeliciosa que he tenido nunca. Me inspira mucha tranquilidad ver esa cara y, aunque no acierto a saber por qué, tengo la sensación de que todo va a salir bien. No tengo ni puta idea de qué es ese todo, pero estoy convencido de que llegaré a buen puerto. Es posible, no estoy seguro, pero pudiera ser que ahora mismo estuviera colocau. No alcanzo a recordar nada anterior a la sangre, de hecho no sé de dónde ha salido y la falta de cordura que presenta mi mente me hace sospechar que voy hasta el culo, una vez más. No obstante, me siento extrañamente feliz y sereno, cosa que no suele suceder muy a menudo, así que habrá que disfrutar de esta plácida muerte cerebral.

La sangre sigue bailando sugerentemente a mis pies, moviéndose y mutando su forma inicial. Mis ojos vuelven a posarse irremediablemente sobre Ella, que me guiña su ojo izquierdo y me saca la lengua de forma gamberra y lasciva. Joder... es más de lo que mi mente demente puede soportar. Mi consciencia empieza a convulsionar enérgicamente, follándose mi subconsciente y consiguiendo que pierda el juicio por fin. Veo cosas que no debería, oigo a mis demonios susurrándome al oído  desde fuera de mi carcasa corporal y siento el tacto de emociones complejas y bizarras en mi piel que se cae a pedazos y se pinta de colores imposibles. Mierda... me arde la entrepierna, me suda el ojete y me pesa el alma. Estoy jodidamente desequilibrado, soy presa involuntaria de mi propia demencia. 

La mancha sigue a lo suyo, sin mostrar ningún interés en mi guerra interna, pero su semblante empieza a darme miedo. La muchacha de mejillas rojas ha desaparecido para dar paso a un garrulo cabrón con un bigote de fascista que dan arcadas. Hijo de puta... Tiene pinta dictatorial cono todos los mostachudos: Stalin, Hitler, Aznar, Azkuna... Tiene una cara muy seria y no deja de mirarme con esa cara de sucio palurdo. Creo que es una señal, y no muy buena precisamente. Me da mal rollo. Puede que sea el presagio de algo jodido de verdad. Al fin y al cabo, ahora que me pongo a pensar, la sangre ésta habrá salido de mí, porque no hay nadie más aquí y el hecho de que cambie tanto de forma será debido a que no deja de brotar de algún lugar de mi organismo. Mierda... Será eso seguramente. Si no, ya me dirás que ostias hago yo encima de una mancha de sangre. Puta vida... Así que este es mi fin, al fin, mi puta muerte. Obviamente no es como me lo había imaginado. No tengo a ningún ser amado para vomitarle en la cara mis últimas sandeces, ni hay una multitud colerizada deseando que deje ya de respirar, ni siquiera veo a los cuatro jinetes yonkis cabalgando sobre el jaco para llevarme de la mano a mi amado hogar, que no es otro que el infierno. Menuda decepción. Pues ala, a tomar por culo TODO...


miércoles, 16 de marzo de 2016

Bestia, bestia...

Muy lejos de aquí, en el planeta Horror de la galaxia Aberración, una bestia maligna de dos metros se está aseando pulcramente en uno de los muchos lagos de sangre de la zona. Es el peor monstruo jamás parido en toda la Historia, un ser que mata más de lo que respira. Se está limpiando las manos tranquilamente, sin prisa, consciente de que los sesos y las entrañas que se le han quedado pegados no se van fácilmente.  Pero le da igual. Ha sido un día atrozmente feliz. No hay bicho viviente que no sucumba ante su brutalidad. Esta a punto de exterminar casi todas las especies del planeta, tanto animales como vegetales. Y en vez de preocuparse se jacta de su grandeza. Reventaría el mundo entero solo por aburrimiento. Es un cabrón sin conciencia ni escrúpulos. No obstante, algo ha cambiado en su interior. No sabe muy bien de que se trata, pero no puede evitar sentirse extraño. El reflejo de su cara en el lago le recuerda lo que es, un hombre corriente y jodiente. Lo curioso es que a pesar de ser consciente de que es el monstruo más abominable de la Creación, nunca antes se había sentido tan humano...











(imagen robada del google, no tengo los derechos, obviamente)

Relato para el concurso de El Círculo de Escritores "Microfantasy III"

domingo, 13 de marzo de 2016

Abismo

"Llénamela, por favor", le dijo Ixidro Ibaeta al camarero por enésima vez, mientras éste le observaba con esos diminutos cuatro ojos que suplicaban clemencia. No había nadie más en el antro El Caballo Cornudo, pero no parecía que fueran a cerrar pronto. El dragón Ibaeta, el último y maltrecho superviviente de la especie, pasaba todas las noches en el mismo lugar bebiendo sangre humana con aguardiente, añorando tiempos que sin duda fueron mejores. Épocas en las que no necesitaba pagar para obtener sangre humana, la cogía sin más, masacrando aldeas enteras y devorando linajes exquisitos. Tampoco le hacía falta aguardiente para sentir arder la garganta, ya que poseía la habilidad de escupir fuego por la nariz. Ya no puede, desde que sufrió un pinchazo en uno de sus pulmones, a manos de una princesa que buscaba a su bello durmiente. La herida cicatrizó, pero convirtió su aterrador llamarada infernal en un irrisorio mechero lamentable. Menuda vergüenza...


Lleno de ira, se levanta bruscamente y se dirige hacia la salida. Mira al cielo con convicción, conociendo su misión y sube a lo más alto con un potente golpe de ala. Cierra los ojos. Se deja caer. Deseando solamente...



...no sobrevivir.



(imagen robada del google, no tengo los derechos, obviamente)

Relato para el concurso de El Círculo de Escritores "Microfantasy III"

domingo, 6 de marzo de 2016

Dulce alegoría infernal de un puto perro sin alma

Muerde el polvo sucio bastardo descerebrado. ¡Sí! ¡Muérdelo y saboréalo! Disfruta de su celestial aroma y tacto sutil. Acepta la derrota, no tienes otra opción. Pensabas comerte el mundo, y ¡mírate ahora! Comiendo suelo como un borracho cualquiera. Pero, por lo menos, ten la mínima decencia y educación para mirarle a los ojos al tío que te está partiendo la cara. Solo te pido eso. Bueno, eso y que revientes. Que en esta vida ni en las siguientes no quede de ti mayor rastro que un charco de sangre negra y podrida. Es lo único que te mereces. Tú y tu sucia descendencia perdida para siempre, forzada a ser olvidada y borrada completamente, sin posibilidad de resurgir. Y todo gracias a mí. ¡Sí! Soy el puto héroe que ha venido a salvar la jodida humanidad, acabando con la puñetera escoria como tú. No lo dudes. Soy el puto anti-cristo, el maldito rey y señor de todo este infierno en vida. Estaba predestinado a serlo, al igual que tú lo estabas para morir. Desde el inicio de tus tiempos, has tenido una bala esperándote, con tu nombre escrito en sangre sobre el dulce contorno de un casquillo diminuto e insignificante, tan insignificante como tu existencia. Puedes rezar a Dios, o a tu puta madre, da lo mismo. Nada te salvará de sufrir la eternidad bajo las abrasadoras llamas y la terrible agonía del inferno. Tu alma corrupta estará a merced de asquerosos PPros ladrones, odiosas monjas roba niños, brutales pederastas sin escrúpulos y demás inmundicia. Es la justicia universal e inexpugnable...

¿Sigues vivo todavía? Bien por ti. No pensaba que aguantarías tanto. Una mierda seca como tú debería haber pasado el umbral hacia lo eterno, hacia lo inexistente, pero te empeñas en aferrarte a la vida, cueste lo que cueste. Asúmelo, eres una causa perdida y estás más muerto que vivo. La única diferencia es que así puedo seguir pegándote, y disfrutar. ¡Sí! Cómo estoy disfrutando, adoro esta sensación. Mi dura porra negra reventando la poca belleza que poseía tu cara, llenándolo todo de sangre, viendo cómo poco a poco te vas quedando sin vida, inerte, como un zurullo que cuelga sin cesar delante de un lupanar abandonado.

Creo que estoy desvariando un poco. Pero no es fácil pensar cosas ocurrentes y machacarte al mismo tiempo, así que ni se te ocurra criticarme. Yo soy el que tiene el poder, el que tiene la minga por el mango. Una mirada desafiante, y hago que te atragantes con tus propias pelotas. Piensa que la muerte siempre podría ser peor, y da gracias de que no te esté empalando, ¡ingrato! Esa es la puta naturaleza humana, no poder contentarse nunca con lo que se tiene. Disfruta de tu muerte ¡coño! Al fin y al cabo no es otro espectáculo más de la vida. Es como perder la virginidad, como pillarte el primer “mokollo” o como apalear a tu primer indigente. Además, es lo último que vas a hacer en este mundo, por lo tanto, al no disfrutar de tu exterminación, estás malgastando tus últimos instantes, tus últimas experiencias, tus últimos suspiros. Déjate llevar por su siniestro pero encantador, terrorífico pero atractivo y mortal pero bello bale lleno de fúnebre sensualidad.

En cierto modo, me das envidia. Es verdad que no vas a gozar más de los exquisitos placeres de la vida, pero vas a presenciar lo que toda la humanidad ignora. El secreto mejor guardado, la información más deseada. Lo que le pasa a tu ser después de perecer. Lo descubrirás enseguida, ¡si señor! ¡Como que me llamo Wilson Antonio Tío Vavaras! Y ni se te ocurra mancillar mi nombre con tu apestada boca leprosa. No sabes de lo que soy capaz. Podría masacrar el mundo entero, antes incluso de lo que tarda un eyaculador precoz en esparcir su depravada semilla. Tu muerte engendrará otra vida, igual de vacía que la tuya. Yo seguiré reinando este caos con mano de hierro, tomando a la muerte como aliado, haciendo que este sea un lugar mejor, para todos. Pero para todos los malditos. Los demás arderéis sin perdón ni misericordia. Esa es mi palabra, es mi el futuro que os brindo. ¡Hágase mi voluntad!

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Dulce alegoría infernal de un puto perro sin alma by Artza Ursus is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.